El presidente Alberto Fernández sigue apostando al aislamiento para aplanar la curva de contagios

El presidente Alberto Fernández se puso al frente de la lucha contra la pandemia desde el primer día que se conoció que existía un caso de coronavirus en Argentina y siguió en forma permanente la evolución de los contagios, escuchó a especialistas en infectología, intercambió información con funcionarios, gobernadores, intendentes, tomó medidas concretas, e informó a los argentinos mientras les pedía que se queden en su casa, como una medida que demostró que puede apaciguar la velocidad de los contagios.

El coronavirus llegó a la Argentina el 3 de marzo con la confirmación oficial del

primer caso positivo: un hombre de 43 años que llegó al país proveniente de Italia y que estuvo internado en un sanatorio privado de la Ciudad de Buenos Aires donde fue dado de alta nueve días después.

En esos primeros días de marzo las actividades de a poco comenzaron a restringirse y, así, el 15 de marzo se anunció la suspensión de clases y el cierre de fronteras, muchas empresas comenzaron a implementar el home office y se multiplicaban las recomendaciones de higiene personal a través del lavado de mano como barrera para el contagio y el distanciamiento social.

El 19 de marzo, con 128 casos registrados, el presidente Alberto Fernández anunció el aislamiento social preventivo y obligatorio desde la Residencia de Olivos, desde ese día su lugar de trabajo, luego de una reunión con todos los gobernadores del país, algunos presentes y otros por videoconferencia.

Para el anuncio, lo acompañaron el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof y el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, que lo escoltaron durante el mensaje, que gobiernan el Area Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), la zona más afectada por la pandemia.

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Hasta ese momento, los casos de coronavirus reportados solo hablaban de casos importados del exterior y por contacto estrecho con personas que habían regresado al país desde las zonas afectadas, a quienes se le imponía una cuarentena obligatoria.

A partir del 20 de marzo, y con el estreno de la cuarentena masiva, publicada mediante Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) en el Boletín Oficial, comenzaron las restricciones en la circulación tanto en las rutas nacionales como en las ciudades de todo el país, con controles a vehículos particulares, comerciales y transporte público, por parte de las fuerzas de seguridad.

Los trabajadores de servicios considerados esenciales quedaron exceptuados de esa restricciones, como los médicos, enfermeros, funcionarios, y periodistas, entre otros, y con el paso de los días se sumaron sectores dedicados a la provisión de insumos imprescindibles como alimentos, medicamentos y productos de higiene y limpieza.

Al mismo tiempo, el distanciamiento social obligatorio hizo que se suspendieran espectáculos masivos, que se dieran licencias de trabajo para trabajadores considerados de riesgo y recomendación del trabajo remoto para otros sectores.

Estas medidas -como las que siguieron- fueron tomadas por el Presidente tras escuchar al comité de expertos, integrado por funcionarios nacionales, infectólogos, epidemiólogos y otros especialistas de la salud, que monitorean la curva de crecimiento del virus y determinan así su evolución, procesando además las experiencias que se realizan en otros países para hacerle frente a la pandemia que ya ha contagiado a algo más de 1,6 millones de personas y provocado la muerte de más de 100 mil personas en todo el mundo, según los últimos datos.

El 31 de marzo, día en que vencía el aislamiento, con 1.054 contagiados y 27 muertos, el jefe de Estado decidió prorrogar la medida hasta el 12 de abril, a partir de la probada eficacia que demostró para aplanar la curva de contagios, dándole además tiempo al gobierno para mejorar la capacidad de respuesta del sistema sanitario frente a un eventual pico de contagios, que se estimó desde un principio para mayo.

Esta prórroga también fue anunciada por el Presidente tras el consenso alcanzado con los gobernadores, y en el marco del diálogo permanente que mantiene con legisladores, funcionarios, referentes de la Iglesia que trabajan en los barrios más vulnerables, empresarios y sindicalistas, priorizando el cuidado de la salud y tratando de mitigar los efectos adversos sobre la economía y el tejido social.

El 31 de marzo, día en que vencía el aislamiento, el jefe de Estado decidió prorrogar la medida hasta el 12 de abril, a partir de la probada eficacia que demostró para aplanar la curva de contagios, dándole además tiempo al gobierno para mejorar la capacidad de respuesta del sistema sanitario frente a un eventual pico de contagios, que se estimó desde un principio para mayo.

Esta prórroga también fue anunciada por el Presidente tras el consenso alcanzado con los gobernadores, y en el marco del diálogo permanente que mantiene con legisladores, funcionarios, referentes de la Iglesia que trabajan en los barrios más vulnerables, empresarios y sindicalistas, priorizando el cuidado de la salud y tratando de mitigar los efectos adversos sobre la economía y el tejido social.

En este marco, se fueron incorporando nuevas excepciones para circular, se engrosó la lista de servicios esenciales, sumando al sistema bancario, para posibilitar el pago de jubilaciones y asignaciones sociales, para reforzar el sistema sanitario, el Gobierno dispuso la construcción de módulos hospitalarios que permitirán ampliar en 840 las camas de internación para atender casos de coronavirus en todo el país.

Para morigerar el impacto económico de la pandemia, se lanzaron programas, se dispuso la reducción en el pago de contribuciones patronales y otros beneficios destinados a pymes.

Hoy, el Presidente volvió a disponer la prórroga de la cuarentena hasta el 26 de abril inclusive, y se basó en los resultados obtenidos hasta hoy, que lograron aplanar la curva de crecimiento de contagios y ubicarlos en 1.975, con 82 muertos, cuando “las proyecciones ubicaban los contagios en 45.000” de no haberse aplicado el aislamiento.

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