Fue el punto de partida para avanzar en sucesivas reuniones que fueron consolidando el acercamiento entre ambos países y la defensa de los intereses comunes en la Antártida.
Los representantes de los gobiernos de Argentina y Chile acuerdan acciones comunes para la defensa de los derechos soberanos en la Antártida. La firma del acuerdo fue el punto de partida para avanzar en sucesivas reuniones que fueron consolidando el acercamiento entre ambos países y la defensa de los intereses comunes en la Antártida.
El ministro de Relaciones Exteriores chileno, Germán Vergara Donoso, y el embajador plenipotenciario argentino, Pascual La Rosa, se reunieron en Santiago, el 4 de marzo de 1948, para hilvanar precisiones al respecto. En la declaración que firmaron plantearon: “Hasta tanto se pacte, mediante un acuerdo amistoso, la línea de común vecindad en los territorios antárticos de Chile y la República Argentina, en nombre de sus respectivos gobiernos, los señores Vergara Donoso y La Rosa declaran:
Primero: Que ambos gobiernos actuarán de común acuerdo en la protección y defensa jurídica de sus derechos en la Antártida Sudamericana, comprendidos entre los meridianos 25 y 90 de longitud oeste de Greenwich, en cuyos territorios se reconocen Chile y la República Argentina indiscutibles derechos de soberanía.
Segundo: Que están de acuerdo en continuar su acción administrativa, de exploración, vigilancia y fomento en la región de la frontera no definida de sus respectivas zonas antárticas, dentro de un espíritu de cooperación recíproco.
Tercero: Que a la mayor brevedad y, en todo caso, en el curso del presente año, proseguirán las negociaciones hasta llegar a la concertación de un tratado chileno – argentino de demarcación de límites en la Antártida Sudamericana.
Este convenio fue una reacción frente a la ofensiva que se había desencadenado sobre territorio antártico por parte de las grandes potencias.
En 1946, el Reino Unido había emitido una serie de sellos postales donde ubicaba a la Antártida como una dependencia de las ocupadas islas Malvinas, que mereció una enérgica protesta del gobierno argentino.
Simultáneamente, Estados Unidos movilizó una parte de su aparato militar hacia la Antártida. En diciembre de 1946, arribaba al mar de Ross la gigantesca “Task Force 68” integrada por portaviones, destructores, rompehielos, submarinos y transportando 4.700 militares para dejar sentadas sus pretensiones sobre el continente.