Treinta días de incertidumbre e impotencia

Los ahorristas de la Mutual del Arias Foot Ball Club, volverán a manifestar mañana ante el domicilio del ex gerente.

Hace 30 días la ciudad de Canals amanecía con una noticia que corría de boca en boca… la situación económica de la Mutual del Arias Foot Ball Club no era la óptima, su gerente había renunciado intempestivamente y la institución lo había denunciado penalmente por “administración fraudulenta y vaciamiento de empresa”.

Las palabras “estafa”, “desfalco” y vaciamiento de empresa” provocaron que, aun quienes no tenían pensado retirar sus ahorros en el corto plazo, tuvieran el deseo de hacerlo, provocando que la falta de liquidez fuera un problema, un verdadero problema para la institución.

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A partir de ahí aparecieron acusaciones cruzadas entre los responsables y representantes de la institución, pero nadie que diera respuestas o explicara al menos qué es lo que estaba sucediendo, y los ahorristas comenzaron a desesperarse.

El universo “ahorrista” es muy diverso, convergen allí trabajadores, empresarios, jubilados, estudiantes, personas de todas las edades, los que ahorraban para cumplir un sueño, para viajar, para su primer auto, para cubrir alguna situación de salud, los que trabajaban con la mutual en sus operaciones diarias, los que tenían allí depositadas sus inversiones. Son aproximadamente 650 personas, válgase llamar familias, de las cuales el 85 % son de Canals (decimos aproximadas porque nada se sabe con certeza en este caso). Y si algo caracterizó sus vidas en este último mes fue el deambular diario en busca de respuestas, respuestas que no les han dado, y la sensación de desazón, de impotencia y de desconfianza que se hace cada vez más grande a medida que pasa el tiempo.

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Desde la institución nadie da la cara. Recién esta última semana los directivos mantuvieron una reunión con algunos ahorristas, y se comprometieron a que los jubilados y quienes transiten situación de enfermedad tendrán prioridad, pero hay muchos a los que aun ni siquiera los han llamado para hablar.

Sus directivos alegaron que desconocían la situación de la entidad. Entre empleados, ex empleados y directivos corren las acusaciones cruzadas, pero nadie se hace cargo de la situación y, lo mas importante, nadie explica cómo piensan resolverla. Sostienen la intención de que la mutual continúe trabajando con normalidad, pero mientras tanto les ofrecen retiro voluntario a sus empleados. Manifiestan que necesitan de la cooperación de los asociados para recomponer la situación de la institución, lograr su salvataje y el cuidado de los puestos de trabajo, pero a costa de los intereses de los ahorristas.

Menta Limon

Del espíritu del mutualismo nadie se acuerda a estas instancias.

A los ahorristas les han ofrecido esta última semana un acuerdo de espera y de readecuación de devolución de fondos, que hace recordar mucho a los “espejitos de colores”.  Una mera imposición por parte de la mutual en la que le indica al asociado que debe renunciar a los derechos que la ley le otorga de reclamar el dinero legítimamente depositado, a cambio de una promesa de que le van a devolver el dinero en un cierto tiempo, y de que, si eso no fuera posible, firmarían un nuevo acuerdo. Para que se entienda el concepto de “espejitos de colores”, el tiempo que tendrán que esperar depende de los fondos que tengan depositados y va desde los 3 a los 72 meses (a mayor cantidad de dinero, más tiempo de espera). Durante el primer año la entidad no ofrece abonar ningún interés por la espera, y posteriormente se le reconocerá un interés del 8 % anual. Si, leyó bien, no hubo error de tipeo. Lo del 8 % anual con una tasa de inflación estipulada para este año superior a un 45 % parece chiste, pero no lo es.

Mas que un acuerdo, esta movida tiene olor a maniobra para dilatar, puesto que hasta el 15 de septiembre hay tiempo de presentarse con el acuerdo firmado, o no hacerlo, pero nadie explica que sucede si no se lo firma. Nadie tiene respuestas, y mientras tanto, la gente tiene su dinero encerrado tras las rejas.

La bronca, la tristeza, la angustia, la desesperación es notoria en la cara de los ahorristas, hablan y se les caen las lágrimas. No saben que hacer, buscaron asesorías, pero es difícil tener una línea de acción cuando del otro lado la información que se brinda a cuentagotas es escueta y casi nula, puesto que continúan en “auditoría”.

Por el momento marchar es una forma que algunos de ellos han encontrado para visibilizar todos estos sentimientos que tienen. Marchar para mostrar que sintieron traicionada su confianza. Marchar para reclamarle a aquellos a los que le otorgaron el manejo financiero de su dinero, que cumplan con su parte. Marchar para exigir que la justicia actúe y que no se vulneren sus derechos.

Este domingo 29, el día de los ñoquis, marcharán nuevamente para hacer oír su voz frente al domicilio de quien fuera, hasta hace 30 días, el gerente de la sucursal Canals, mientras esperan algún tipo de respuestas claras y precisas sobre la situación de sus ahorros.

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Menta Limon

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