Raro… todo está raro.

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Por Soledad Primon

No sé si a ustedes les pasará lo mismo que a mí, pero yo noto un estado de confusión generalizada en la mayoría de nosotros, en todos y me incluyo.

Percibo que vivimos en una etapa donde confundimos los límites, los permisos y las obligaciones.

Estamos todos corriendo rápidamente, sin llegar a ningún sitio importante.

Nos sentimos angustiados por NO tener, sin detenernos a pensar que de aquí, nadie se llevará nada y que en esta vida solo andamos de prestado.

Nos mostramos temerosos de sentir… nos cuesta abrazarnos y demostrar que, en verdad, queremos a los demás.

Nos paramos solos, en la soberbia de creernos únicos e imbatibles.

Pasamos noches sin dormir, sintiéndonos juzgados o señalados.

Estamos enredados en una actualidad difícil, donde convivimos con hechos increíbles y agresiones innecesarias.

Pedimos, esperamos y reclamamos todo ya… hoy todo debe ser ahora e inmediatamente.

Se desdibujan las prioridades, pareciendo ser de a ratos… todo prioridad.

Los vínculos se disimulan y se desatienden… se desgastan y se alejan… se quiebran y desaparecen.

Pretendemos ser más buenos sin tener certezas de cómo serlo.

Nos nutrimos de frases hechas, que solo quedan asentadas en papeles amarillentos.

Nos enojamos sin otorgar la posibilidad de un retorno.

Vivimos apurados, sin treguas, sin descansos y sin pensar que nos estamos equivocando… sin pensar que de ese modo solo ganamos ansiedad y nerviosismo… sin pensar que nos estamos inmolando.

Estamos ofendidos por silencios que no entendemos.

Reclamamos al mundo, las mismas oportunidades que negamos.

Exigimos comprensión, mientras no la otorgamos.

Raro… todo está raro.

Tan raro que a veces, asusta un poco no saber cómo seguir, adonde ir, con quién contar o que decir….

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