Menem será velado en el salón Azul del Senado

El expresidente Carlos Menem será velado desde hoy en el salón Azul del Senado de la Nación, informaron fuentes oficiales.

Los restos del senador riojano, quien falleció a los 90 años, serán llevados al Palacio Legislativo esta tarde cuando lo dispongan su hija Zulema Menem y el resto de sus familiares, explicaron a Télam fuentes de la Presidencia de la Cámara alta.

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La despedida prevista incluirá un momento íntimo con su familiares para luego permitir el ingreso de dirigentes, amigos y allegados hasta mañana, cuando se retiren sus restos para su inhumación.

Una vida en estrecha relación con el deporte

La vinculación de Carlos Saúl Menem con el deporte fue siempre estrecha, cercana y, más allá de las valoraciones de oportunismo o demagogia siempre vinculadas a lo que se llama “la foto con el campeón”, un rédito que se cuenta en votos y popularidad, perduran en la memoria colectiva su participación en partidos con los seleccionados de fútbol o de básquet, entre otros.

“Carlitos deportista”, lo definió el periodista Carlos Ares en una columna publicada en el diario español El País, a fines de 1989.

Allí se lee: “Juega a tenis, baloncesto, fútbol y tenis de mesa. Practica boxeo y aprende a jugar al golf. Corre carreras de automóviles, pilota aviones y acompaña al campeón de motonáutica. Los domingos por la noche, vestido con su habitual conjunto de footing y en zapatillas, el presidente Carlos Menem se instala frente al televisor para ver Fútbol de Primera”.

“A sus 59 años, duerme entre cinco y seis horas por la noche y una más después del mediodía. Tiene el cuerpo ajustado, sin grasa, la respiración tranquila y el ánimo en calma. En los descansos de su actividad deportiva, Menem atiende las razones de Estado”.

La frase final, aún apelando a la ironía, resume el interés genuino del expresidente por el deporte, al menos el de alta competencia.

Durante sus dos mandatos la Argentina, entre otras cosas, recuperó el Gran Premio de Fórmula 1 que había perdido en 1981 (se corrió en el autódromo porteño entre 1995 y 1998, el último ganado por el alemán Michael Schumacher con una Ferrari, luego de “coquetear” con la idea de improvisar un circuito callejero por los bosques de Palermo); fue sede del Mundial de básquetbol de 1990; y organizó los Juegos Panamericanos en Mar del Plata, en 1995, en los que Argentina cosechó casi 160 medallas.

Menem también recibió al seleccionado de fútbol, encabezado por Diego Maradona y Carlos Bilardo, que salió subcampeón del mundo en Italia 90, y les cedió el histórico balcón de la Rosada, igual que lo había hecho cuatro años antes Raúl Alfonsín después de la consagración en México 86.

Según describió el periodista Ezequiel Fernández Moores en Página/12 a finales de su segundo mandato, “el deporte fue tal vez uno de los pocos sectores donde Menem pareció peronista. Así como el general, amante de la esgrima y del boxeo, fue ‘el primer deportista’, el Menem de los primeros tiempos salía a la cancha de Vélez con Diego Maradona, jugaba básquetbol en el Luna Park con el grandote Jorge González, manejaba con el Lole Reutemann y jugaba tenis con Guillermo Vilas y Gaby Sabatini”.

“Sin una política peronista, el deporte argentino no habría tenido el rendimiento que tuvo en los Panamericanos de Mar del Plata y de Winnipeg. Se construyó infraestructura. Se formó el Grupo Metodológico de Entrenadores y se dieron becas a los atletas de élite. No es casual que las décadas del 50 y del 90 hayan sido las más exitosas del deporte argentino a nivel panamericano”, dijo entonces Víctor Lupo, subsecretario de Deportes de la Nación.

Sus secretarios de Deportes fueron Fernando Galmarini, Livio Forneris y, finalmente, el ex “Puma” Hugo Porta. Y logró que Daniel Passarella asumiera al frente del seleccionado de fútbol en 1995, en reemplazo de Alfio Basile luego del Mundial Estados Unidos 94.

Fanático de River Plate, le quedó inconcluso, sí, su deseo se ver en el banco de la selección a su amigo Ramón Díaz, “el segundo riojano más famoso”, como se decía a sí mismo el entrenador, después, claro, de Carlos Menem.

Las causas judiciales que afrontó Carlos Menem

más diez años de gobierno de Carlos Saúl Menem derivó en una serie de denuncias y resonantes investigaciones judiciales, aunque en la mayoría de las causas el exmandatario no llegó a recibir condenas.

La venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia, por la que pasó una breve temporada detenido, la explosión de la fábrica militar de Río Tercero y las supuestas coimas negociadas en el plan de privatizaciones fueron otros de los problemas que se acumularon en los tribunales.

Si bien tuvo muchas denuncias en su contra, Menem solo fue condenado por el pago de sobresueldos a funcionarios de su gobierno y por la venta del predio de Palermo a la Sociedad Rural, en 1991, mientras que en el caso de la explosión de Rio Tercero aún estaba pendiente un fallo de la Corte sobre el inicio del juicio.

Menem fue absuelto en los juicios por la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia y por el encubrimiento por el atentado a la Amia.

La explosión en la fábrica militar de Río Tercero (Córdoba) en 1995, dejó siete muertos, centenares de heridos y una ciudad destruida.

Según la investigación judicial, el objetivo de la explosión fue ocultar el faltante de armas producto del envío ilegal a Ecuador y Croacia.

Durante su gestión se generaron diversas denuncias por sobreprecios en las privatizaciones y pedidos de coimas en los procesos de licitaciones.

“Yo robo para la corona” fue la frase que en mayo de 1990 quedó en la historia atribuida al entonces jefe del bloque peronista, José Luis Manzano, que de esta forma se refirió a los pedidos de coimas que se realizaban a las empresas que buscaban ganar alguna licitación de las empresas públicas sometidas a privatización.

A fin de ese mismo año, la empresa estadounidense Swift-Armour dio a conocer que altos funcionarios del Gobierno nacional le habían pedido una coima para autorizar la instalación de una planta.

Esta situación generó la acusación de parte del embajador de Estados Unidos, Terence Todman, un diplomático de fuerte influencia en su país, y terminó en la la renuncia del cuñado del entonces presidente, Emir Yoma, y del ministro de Economía, Antonio Erman González, quien dejó el cargo a Domingo Cavallo, que hasta ese momento ejercía como canciller.

También la jefa de ceremonial, Amira Yoma, estuvo vinculada al escándalo conocido como Yomagate, donde se denunciaba el tráfico de valija procedentes de Nueva York con dólares para el blanqueo en operaciones financieras e inmobiliarias en el país.

Menem construyó una mayoría automática en la Corte Suprema, al lograr aprobar la ley para ampliar de cinco a nueve miembros su integración. Al máximo tribunal llegaron hombres de confianza de su hermano Eduardo Menem y del jefe de la Secretaria de Inteligencia (SIDE), Hugo Anzorreguy.

La Corte de la “mayoría automática” fue presidida a partir de 1993 por Julio Nazareno, un exsocio del bufete de Eduardo Menem en La Rioja, y el vice fue Eduardo Moliné O’Connor, cuñado del entonces jefe de la SIDE, Hugo Anzorreguy, ambos desplazados en 2003.

Tras el cambio de la composición de la Corte Suprema realizada durante el gobierno de Néstor Kirchner, Menem ya no tenía esa protección del alto tribunal y la justicia condenó al exmandatario por los sobresueldos pagados a funcionarios, por la venta del predio de Palermo de la Sociedad Rural, luego estatizado durante el mandato de Cristina Fernández de Kirchner, en tanto quedó pendiente la resolución en el caso de la explosión de Rio Tercero.

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