El dolor de un padre y una fuerte reflexión tras un episodio de exclusión en la final. “La discapacidad no es el problema, el problema es la falta de empatía”.
La final de la Liga Dr. Adrián Beccar Varela dejó muchas emociones dentro del campo de juego. Pero fuera de la cancha, se vivió una situación que generó profunda indignación y dolor en la comunidad.
Lo que debía ser una jornada de alegría y celebración, se transformó en un episodio de exclusión que expone una problemática que va mucho más allá del fútbol: la falta de empatía y de compromiso con la verdadera inclusión.
El protagonista de esta historia es Agustín, un joven con discapacidad que forma parte del cuerpo técnico del Club Olimpo de Laborde y que, pese a su esfuerzo y entusiasmo, fue impedido de ingresar al estadio para acompañar a su equipo en una instancia decisiva.
Su padre, con el corazón herido pero con la dignidad intacta, decidió hacer público el doloroso momento que atravesaron, dejando una reflexión que merece ser escuchada y compartida.
A continuación, el relato completo de su mensaje:
Cuando la derrota más dura no está en el resultado
Hoy no escribo solo como padre. Escribo como ciudadano, como hincha, como alguien que cree en la inclusión real, esa que no se queda en discursos sino que se aplica en los hechos.
Mi hijo Agustín, quien con enorme esfuerzo y orgullo forma parte del cuerpo técnico del Club Olimpo de Laborde, esperaba con mucha ilusión poder estar presente en la gran final de la Liga Dr. Adrián Beccar Varela.
Cuando el sueño se desarma por la falta de empatía
Hoy, sin embargo, esa ilusión fue rota.
Primero, le dijeron que sí. Que podía ingresar, que estaría allí, con su equipo, como en tantas otras jornadas. Pero, cuando ya estaba listo, cuando su corazón ya estaba en la cancha, le negaron el ingreso.
Las excusas fueron muchas: que por seguridad, que por cuestiones de planilla, que los cupos, que el árbitro.
Pero detrás de cada excusa se esconde una verdad más incómoda: no quisieron hacer lugar a la inclusión. No entendieron lo que significa para alguien como Agustín estar allí, siendo parte, cumpliendo un rol, con la misma pasión que todos.
Esto es mucho más que un reclamo
Hoy escribo esto no solo como una queja. Es un llamado de atención.
Porque la inclusión no es una frase bonita. Es una responsabilidad. Es compromiso, es empatía, es respeto. No alcanza con decir “todos somos bienvenidos” si, a la hora de la verdad, no estamos dispuestos a abrir las puertas.
A la Liga, a los clubes, a quienes tienen en sus manos estas decisiones:
No se juega con la ilusión de nadie. Y mucho menos con la de alguien que solo quiere ser parte, que quiere sumar, que quiere estar donde se siente feliz.
Que nunca más un Agustín quede afuera
Ojalá esto que ocurrió hoy sirva como una enseñanza. Que nunca más un Agustín, ni nadie, vuelva a ser excluido de esta manera.
La discapacidad nunca fue ni será el problema.
El problema es la falta de empatía, la falta de compromiso, la falta de voluntad para construir espacios donde realmente quepamos todos.