Con profunda preocupación, el cuerpo docente de la institución se manifestó tras una agresión sufrida por la directora del colegio. Exigen respeto, cuidado y humanidad en el ámbito educativo.
El equipo docente emitió una carta pública en la que denuncia el hecho, expresa su solidaridad con la directora y hace un llamado a frenar todo tipo de violencia en las escuelas.
El silencio no es una opción: el IPET 355 de Canals alza su voz
Los y las docentes del IPET Nº 355 de la localidad de Canals difundieron una carta abierta donde expresan su más enérgico repudio ante un hecho de violencia sufrido por la directora del establecimiento. La declaración, escrita con firmeza y sensibilidad, busca visibilizar el malestar y la indignación ante una situación que consideran inadmisible en cualquier ámbito, y mucho menos en una escuela.
La comunidad educativa aseguró que no puede —ni quiere— naturalizar la violencia. “La escuela debe ser territorio de encuentro, de palabra, de respeto y de construcción colectiva”, expresaron en el documento, marcando una clara posición frente a cualquier forma de agresión que pueda afectar el entorno escolar.
Defender a una directora, defender a la educación
En la carta, el cuerpo docente no solo acompaña con solidaridad a su director, sino que aprovecha la ocasión para defender el sentido profundo de su vocación. “Sostener, contener, educar: eso hacemos todos los días”, subrayaron. Al mismo tiempo, destacaron el compromiso, la humanidad y la entrega de quien fue víctima del hecho, subrayando que atacarla a ella es atacar a toda la comunidad educativa.
Los firmantes reivindican su tarea como un acto de amor y transformación, que implica estar presente a pesar del cansancio, la falta de respuestas y las adversidades. “Lo hacemos porque creemos en la educación como camino y como derecho”, afirman.
Ni miedo ni maltrato: la violencia no tiene lugar en las aulas
El texto concluye con un mensaje claro y contundente: la violencia no puede ni debe formar parte de la escuela . Los docentes se comprometen a no llamar, a no mirar hacia otro lado ya no acostumbrarse al maltrato. Exigen respeto, cuidado y humanidad en todos los niveles del sistema educativo.
“Lo hacemos con la palabra, nuestra herramienta más poderosa. Esa que no última, pero que puede decir lo que otros callan”, cierra la carta emotiva, que ha comenzado una circular con fuerza en redes sociales y medios locales.
CARTA DE REPUDIO
Los y las docentes del IPET N.º 355, Canals, expresamos nuestro más enérgico repudio ante los hechos de violencia sufridos por nuestra directora. Lo hacemos desde lo más profundo de nuestra vocación, de nuestro compromiso con la educación y de nuestro deber como ciudadanos y ciudadanas que soñamos con una sociedad más justa, respetuosa y humana.
No podemos —ni queremos— naturalizar la violencia en ningún espacio, y mucho menos en una escuela. La escuela debe ser territorio de encuentro, de palabra, de escucha, de respeto y de construcción colectiva. No podemos permitir que la violencia se instale, se repita, se reproduzca.
Hoy decimos basta . Porque no se trata solo de defender a una persona —a quien claramente acompañamos y apoyamos con toda nuestra solidaridad y admiración—. Se trata de defender el sentido profundo de nuestra tarea como educadores y educadoras, de honrar el espacio sagrado que es la escuela, de no callar cuando se hiere la dignidad de quienes, todos los días, sostenemos con esfuerzo y convicción una profesión que muchas veces nos exige más de lo que el cuerpo y el alma pueden dar.
Estamos con nuestra directora. Porque sabemos de su entrega, de su trabajo, de su humanidad. Porque ella representa lo que tantos y tantos hacemos día a día: sostener, contener, educar. Porque defenderla a ella es defendernos a todos y todas.
Como educadores, elegimos cada día estar en las aulas, más allá de las dificultades, más allá del cansancio, más allá de la ausencia de respuestas. Lo hacemos porque creemos en la educación como camino, como derecho, como acto de amor y de transformación. Lo hacemos porque amamos esta vocación, aunque a veces duela.
Repudiamos todo acto de violencia. No hay razón, no hay contexto, no hay justificación que pueda validar la agresión a una persona que cumple con su función desde el compromiso y la responsabilidad.
No vamos a callarnos. No vamos a mirar para otro lado. No vamos a acostumbrarnos. Porque la violencia no puede tener lugar en nuestras escuelas. Porque somos personas. Porque somos docentes. Porque estamos de pie. Y porque no vamos a permitir que el miedo ni el maltrato se conviertan en parte del aula.
Exigimos respeto. Exigimos cuidado. Exigimos humanidad.
Y lo hacemos con la palabra, nuestra herramienta más poderosa. Esa que no lastima, pero que puede decir lo que otros callan.
Estamos con nuestra directora. Estamos con la educación. Y estamos con todos y todas las que creemos que otro modo de vivir, de convivir y de enseñar es posible.
IPET N.º 355 – Cuerpo docente
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