Desde el 1° de julio rigen los nuevos valores: la soja al 33 % y el maíz al 12 %. Entidades rurales alertan por el impacto negativo en los márgenes y la siembra.
Fin del alivio temporal
El Gobierno nacional, a través del decreto 439/2025, oficializó el fin del esquema de retenciones reducidas que regía desde enero. A partir del 1° de julio, volvieron a aplicarse las alícuotas máximas para los principales cultivos de exportación, en el marco de una estrategia de consolidación fiscal.
La soja en grano pasó de tributar un 26 % a un 33 %, mientras que sus derivados industriales, como aceite y harina, pasaron del 24,5 % al 31 %. En el caso del maíz, la retención aumentó del 9,5 % al 12 %, y el girasol subió del 5,5 % al 7 %. Solo el trigo y la cebada mantendrán la tasa reducida del 9,5 % hasta marzo de 2026, bajo la condición de que se liquiden el 90 % de las divisas en 30 días hábiles.
Impacto en el sector agropecuario
La medida generó fuertes críticas por parte de las entidades del campo. Según un informe reciente del Movimiento CREA, con las nuevas alícuotas, cerca del 80 % de la superficie agrícola destinada a soja y maíz queda fuera de rentabilidad económica. Esto se debe a la combinación de altos costos de producción, menores precios internacionales y presión tributaria.
“El aumento de retenciones asfixia al productor y reduce los incentivos para sembrar”, señalaron desde Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Por su parte, expertos del mercado agroexportador advirtieron que el poder de compra del exportador cayó un 9 % en soja y un 3 % en maíz, lo cual también afectará el precio que recibe el productor en el mercado interno.
Junio récord, pero con efectos colaterales
En la antesala de este cambio impositivo, junio fue un mes récord en cuanto a liquidación de divisas por parte del sector agroexportador, que totalizó USD 3.706 millones, un 87 % más que el mismo mes del año pasado. Además, se exportaron 6,1 millones de toneladas de soja y sus derivados, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario.
Este adelanto de ventas refleja el apuro de los exportadores por anticiparse al aumento de tributos, una señal clara de que el nuevo esquema puede desacelerar el ritmo de ingreso de dólares en el segundo semestre.

Repercusiones económicas
Economistas y analistas del mercado observan con preocupación los efectos colaterales de la medida. Por un lado, mejora la recaudación fiscal a corto plazo, pero por otro, puede generar una menor inversión en la próxima campaña agrícola, afectando la generación de empleo, el ingreso de divisas y la actividad económica en las provincias productivas.
En un contexto de incertidumbre política y volatilidad cambiaria, esta decisión podría además tener efectos en el mercado del dólar, especialmente si se reduce la oferta de agrodólares durante los próximos meses.
La restitución de las retenciones plenas a la soja y el maíz marca un nuevo capítulo de tensión entre el Gobierno y el sector agropecuario. Mientras la administración de Javier Milei busca consolidar sus cuentas fiscales, los productores advierten que el esquema actual pone en jaque la rentabilidad, la siembra futura y la sustentabilidad del campo argentino.
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