El salón en la planta alta del cuartel de Bomberos fue nombrado “Marcelino Montenegro”, en homenaje a su fundador. Por ello, dialogamos con su hijo, Roberto, para conocer sus sensaciones por el reconocimiento a su familia.
El 9 de julio, al cumplirse el 50° aniversario de existencia del cuartel de bomberos voluntarios de Canals, fue nombrado el salón ubicado en la planta alta de la institución. En este sentido, llevará el nombre de su fundador, Marcelino Montenegro, y por ello fue invitado su hijo, Roberto, para descubrir la placa.

En una nota, Roberto destacó que los bomberos “están disponibles todos los días del año, en cualquier momento, sin cobrar, dejando cosas de lado de su vida familiar”, asegurando que el ser bombero “siempre es un ideal que nace con cada uno”.
Visión personal
Consultado, Roberto destacó “cómo progresó estos 50 años (la institución), de la nada a ser algo muy grande con mucha cantidad de gente, la capacitación que tienen porque 50 años atrás todo era improvisado. Hoy hay cursos, material”.
Además, mencionó la importancia de bomberos jóvenes, al tiempo que “los grandes son necesarios porque aportan experiencia, pero los jóvenes lo van a llevar adelante”, asegurando que “mientras esto siga como lo hemos visto hoy, se va a seguir engrandeciendo. Cuando las cosas se hacen bien, la gente acude sola”.

Por otra parte, recuerda sobre la actividad de su padre en bomberos que “el movimiento bomberil en la provincia era escaso”, y que “cuando mi padre lo comienza de la nada, ya era grande, no era joven y era un grupo muy reducido, pero le hizo frente”.
Continúa sobre sus recuerdos, que “lo siguió hasta que le dedicó como 25 a 30 años, ya era muy grande así que se tenía que ir”, aunque “quedó en buenas manos, y de él el recuerdo es que, si todos tuviésemos el tesón de empezar algo, de darle continuidad, después vienen los grandes beneficios y satisfacciones”.
Finalmente, sobre el recuerdo a su padre mencionó: “que se hayan acordado de él en un salón, que lo vayan a visitar al cementerio… él no las llegó a saborear, pero es bueno porque demuestra que la gente tiene memoria”.