El Gobierno eliminó las retenciones reducidas y aplicó las alícuotas máximas. Crece la bronca en el agro, que habla de “saqueo histórico” al sector.
A partir del 1° de julio, el Gobierno eliminó el esquema de retenciones reducidas y reimplantó las alícuotas máximas para los principales cultivos. Referentes del agro advierten sobre un impacto económico “peor que la estatización de YPF” y denuncian un saqueo histórico al sector productivo.
En medio de la crisis económica y la recesión que golpea a gran parte del país, el Gobierno de Javier Milei asestó un nuevo golpe al sector agropecuario: a través del decreto 439/2025, oficializó el fin del esquema de retenciones reducidas que regía desde enero. Desde el 1° de julio, se aplicaron las alícuotas máximas para los principales cultivos de exportación.
La medida, que se justifica bajo el argumento de la “consolidación fiscal”, provocó un fuerte rechazo en las entidades rurales y en amplios sectores de la economía regional.
Las nuevas alícuotas quedaron así:
- Soja en grano: subió del 26 % al 33 %.
- Aceite y harina de soja: pasaron del 24,5 % al 31 %.
- Maíz: aumentó del 9,5 % al 12 %.
- Girasol: pasó del 5,5% al 7%.
Solo el trigo y la cebada mantendrán la alícuota reducida del 9,5 % hasta marzo de 2026, pero con la condición de liquidar el 90 % de las divisas en un plazo de 30 días hábiles.
Una denuncia fuerte: “El Estado ya saqueó el 55 % del valor de la tierra”
Néstor Roulet, reconocido dirigente agropecuario y exsecretario de Agricultura de la Nación, fue lapidario con sus declaraciones:
“Esto es más grave que YPF. En Argentina se cultiva 36 millones de hectáreas. El Estado durante estos últimos 23 años le robó U$S 200.000 millones a la producción con las retenciones. Una hectárea promedio en Argentina vale U$S 10.000. El Estado ya se quedó con el valor del 55% de la tierra… y encima está fundido”.
Estas afirmaciones generan un enorme impacto, pero además encienden un debate crucial: ¿cuánto más se puede seguir exprimiendo al campo sin destruir su capacidad productiva?
Un ajuste feroz que ahoga al interior productivo
Más allá de las frases resonantes, los datos son contundentes:
- Argentina mantiene entre 32 y 37 millones de hectáreas agrícolas según la campaña.
- Las retenciones acumularon entre U$S 150.000 y 200.000 millones desde 2002, según distintos informes.
- Hoy, los productores no sólo enfrentan esta nueva suba impositiva, sino que también sufren el atraso cambiario, que les pagan por sus granos un dólar muy por debajo del valor real de mercado.
Esta combinación —impuestos altísimos más un dólar desfasado— genera una asfixia financiera que afecta a toda la cadena agroindustrial, impacta en los pueblos del interior y limita el ingreso de divisas al país.
El campo, entre la bronca y la resignación
Muchos productores ya hablan de una situación insostenible. Algunos analistas incluso afirman que la pérdida de rentabilidad acumulada por el agro equivale al valor de millones de hectáreas “expropiadas de forma encubierta” mediante impuestos y cambios políticos.
Lo más grave es que, pese a todas estas cargas, el Estado sigue sumido en un déficit crónico, sin capacidad para ofrecer servicios públicos de calidad.
Mientras el Gobierno de Milei insiste con su ajuste “sin gradualismo”, el campo —motor histórico de la economía nacional— vuelve a convertirse en su principal víctima.