La columna semanal de Iván Ferreyra
“El bosque seguía muriendo y los árboles seguían votando al hacha. Ella era inteligente, los había convencido de que por tener el mango de madera, era uno de ellos” (Refrán turco.)
Me engañaste con La Tigresa me dice la Titi, y con esa sonrisa hermosa, que el barbijo no oculta. La Titi es una indispensable. De las mujeres hombres, sí es que existe esa calificación para definir su entrega, valentía y don de buena gente, todas esos valores que no se compran en ningún lado, que sólo se logran viviendo. Limpiando lo que está limpio, viendo lo que está debajo de la alfombra, escuchando lo que no se dice y sembrando sabiduría por dónde pasa. La del sentido común. Siempre con una canción, con la posibilidad de un baile.
La Titi no fue a Malvinas, no las conoce, si sabe de la guerra y su extensión. Porque los que volvieron llevaron la guerra a sus casas. Y ahí sigue la lucha, el recuerdo de la injusticia, el dolor que nunca se va, y ese lema, grito, deseo, obligación de que Las malvinas son argentinas, siempre se riega. La Titi es tan combatiente como cualquiera, por eso está los dos de abril de pie, recordando. Aunque eso se lleve en la sangre, segundo a segundo. La Titi tuvo una infancia dura, la cuenta sin rencor, es lo que le toco, yo agradezco que la comparta conmigo, como tantos que me cuentan sus historias, yo no puedo cambiarles demasiado, sólo contarla y que en eso sume. Una semilla. Quisieron enterrarnos sin saber que éramos semilla. Viva La Titi. María Cristina Cuello. Qué vino desde Bremen a cumplir un sueño a Canals. Como tantas mujeres.
Fotografía: Ricardo Gastón López
Canals XX. Cuaderno de sueños 2021