La columna semanal de Iván Ferreyra
A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto toda nuestra vida se concentra en un instante. Estamos sentados en el medio de la estación de trenes de Canals.
Son finales de los noventa, estamos empezando un programa de televisión que se llamará Vestite y vamos, saldrá por todos los televisores del pueblo. La primera entrevista es a José Rafael Sosa, conocido como el Monito, un atleta, un gladiador orgullo de nuestro pueblo.
Como eran nuestros primeros pasos las motos pasaban e interrumpen con su melodía las palabras en silencio, y con su timidez que dignifica del boxeador. Hablamos de boxeo, y José dijo algo que nunca olvide. “Los golpes no son vitaminas”.
El Monito llevó en alto el nombre del pueblo por donde camino, en este pueblo de grandes boxeadores. Uno nunca sabe cual es su última pelea, dicen que uno la tiene escrita, y que se siente en los puños.
En esta época en que estamos todos iguales, los egoístas y los generosos, los sabios y los ignorantes, todos en la misma, peleando contra lo invisible, contra lo desconocido, por eso no olvidar a nuestros luchadores que nos inspiran a no bajar los brazos.
Esa nota nunca salió en la televisión, quedó grabada en un cassette Tdk que se traspapelo en algún cajón. Nunca será olvidada de mi memoria, porque pueden acusarme de muchas cosas, menos de que no recuerdo. Recordar es volver a pasar por el corazón. Cada uno es como es.