El criador local logró el título en el Campeonato Mundial de Ornitología del hemisferio sur, realizado en Argentina. Su dedicación y amor por la raza Fancy lo llevaron a lo más alto del podio internacional.
De un regalo a un sueño mundialista
En el nuevo episodio del ciclo Entrevistas Urbanas, producido por Ecos Multimedios, el protagonista fue Gustavo Ghidotti. Lo que comenzó en 2011 con un canario regalado, se convirtió en una pasión que llevó a Gustavo a especializarse en la cría de canarios Fancy . En 2014 se unió a clubes ornitológicos de Venado Tuerto, y en 2018 consiguió su primer campeón argentino. Este año, su cuarteto Fancy en color canela obtuvo 92 puntos sobre 100 en el Mundial, consagrándolo como campeón.
El arte de criar canarios de competición
La ornitología de competición se basa en estándares internacionales: tamaño exacto de 11 cm, postura precisa en el posadero, plumaje ajustado al cuerpo y peso ideal de 60 gramos. Cada ejemplar recibe un anillo identificatorio que funciona como su “DNI” y le permite competir oficialmente. Los canarios domésticos, hoy extintos en la naturaleza, son preservados gracias al trabajo de criadores como Gustavo.
Un trabajo de todos los días
La cría exige responsable cuidado diario: alimentación variada, higiene estricta, control sanitario y manejo de la genética. La temporada de cría se extiende de agosto a enero, y cada hembra puede poner hasta seis huevos por postura. Con entre 20 y 25 parejas reproductoras, Gustavo logra entre 150 y 180 ejemplares por año, siempre priorizando la calidad por sobre la cantidad.


Comunidad, pasión y orgullo local.
Más allá de los premios, la canaricultura crea una comunidad unida por la misma pasión. Gustavo destaca que se generan amistades duraderas y un intercambio constante de conocimientos. En Canals, ya son varios los criadores que se suman a esta actividad, y él invita a quienes quieran iniciarse a conocer su aviario.
Un hobby que vuela alto
Aunque no tiene pantallas ni botones, criar canarios es un mundo fascinante, capaz de cautivar a grandes y chicos. Para Gustavo, es un “camino de ida” que combina paciencia, dedicación y amor por los animales. Y ahora, con un campeonato mundial en sus manos, demuestra que desde un pequeño pueblo cordobés también se puede conquistar el mundo.

